¿El plato por excelencia de París para comer en compañía? Sin duda la Raclette. Del verbo francés racler (raspar), el queso raclette se calienta sobre el fuego y, cuando se derrite, se raspa en un plato para servir. Acompañada de patatas cocidas en papel de aluminio y/o encurtidos como pepinillos y cebollas, así como con diferentes tipos de embutidos, esta preparación histórica suele ir acompañada de un buen vino o bebidas calientes para facilitar la digestión del queso.

¿Dónde comerlo? ¿Por qué no del homónimo Les fondus de la raclette? Platos desbordantes y verdaderos hijos de la cultura local. No es posible reservar, pero vale la pena esperar y hacer la cola para vivir una auténtica experiencia gastronómica francese.